Todo lo bueno se acaba, incluso a veces lo malo. En este caso, entre lamentos, gruñidos y tocamientos de escroto, Maese Duporco se enfrenta al fin de su etapa ociosa. Muy a su pesar, está a punto de ser reclamado para su oronda incorporación a los ensayos de Monique Fornique (versión rectal) donde para disgusto del respetable habrá de seguir presentando la farsa.
Según informa la prensa de inactualidad teatral, el porcino maese ha declarado con voz aguardentosa que las vacaciones han sido demasiado cortas, y ha añadido entre eructos «que me paguen de una puta vez la función que me deben, y entonces iré a ensayar».
Maese Duporco junto a su amigo Cepeda, el pasado otoño en relajamiento campestre, presuntamente bajo los efectos del MDMA bellotil.