Esta mañana, las cosas no han empezado bien en el local de ensayo. Mientras los somnolientos muñecos realizaban desayunamiento, nuestro querido niño lobo Argán ha tenido una idea nada buena ni reflexionada. Ha intentado apropiarse de uno de los bizcochos de Sapolandro.
La reacción ha sido de descontrol. El orondo batracio, muy indignado por el intento de afanamiento, ha tenido palabras un poco feas y bastante complicadas (de diccionario, vamos) para el niño licántropo, que aun teniendo la luna cruzada nunca tiene mala intención del todo.
Finalmente, el desayuno ha podido realizarse sin mayores complicaciones pero las espadas siguen en alto. Se espera que los dos actores de nuestra farsa infantil Primera luna llena del niño lobo estén ya con mejor cara para la actuación de este sábado en el insigne Cámping Monteholiday de Gargantilla de Lozoya, lugar favorito de la ortopedia ambulante para actuar, descansar y un poco todo.
Nadie, NADIE puede tocar los bizcochos a Sapolandro.